El domingo millones de manifestantes, enojados por el mal manejo del Covid-19 por parte del gobierno, salieran a las calles y se enfrentaron con la policía.
El presidente Kais Saied anuncia que se haría cargo con la ayuda del nuevo primer ministro, y dijo que tenía la intención de traer la calma nuevamente al país.
Los oponentes tildaron su movimiento de ser un golpe de Estado.
Después de una reunión de seguridad de emergencia el domingo, Saied anuncia en un discurso televisado: «Hemos tomado estas decisiones … hasta que la paz social regrese a Túnez y hasta que salvemos el Estado».
Los manifestantes celebraron ante la noticia de que el primer ministro Hichem Mechichi había sido despedido. El presidente Saied se unió a las multitudes.
Miles de personas se habían manifestado contra el partido gobernante en Túnez y pidiendo la disolución del parlamento.
Las fuerzas de seguridad bloquearon el parlamento y las calles alrededor de la céntrica Avenida Habib Bourguiba, el centro de las protestas contra el gobierno durante la revolución de Túnez de 2011.